El Presidente no ha enfrentados mayores dificultades en lo que va de su gestión. Ha aprobado algunas leyes importantes, no sufrió conflicto social, está bajando la inflación. Sin embargo, está obsesionado con radicalizar sus rasgos más antidemocráticos.
En la vida democrática de un país, existen periodistas u otros actores que pueden opinar libremente y no coincidir con las políticas de un gobierno pero eso no los convierte en "esbirros" o en "periodistas pagados con pauta".
Milei parece no entender en esto y me pregunto si, con sus actitudes, no erosiona la vida democrática de la Argentina.
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